La Jornada mundial por la Paz se celebra desde hace años el 30 de enero. El ámbito escolar es terreno propicio para sembrar valores que permitan construir un mundo más feliz; en este sentido todos los niveles educativos se centran en esta fecha en iniciativas que aumenten la sensibilidad hacia la comprensión, la generosidad y la justicia.
Un sencillo acto colectivo tuvo lugar a las 10 de la mañana en la cancha nueva donde alumnos y profesores lucieron pegatinas con mensajes alusivos a la construcción de la paz mundial. Canciones, globos y manifestaciones en pro de un futuro mejor fueron los ingredientes para consolidar las inquietudes pacifistas desde pequeños.
La bandera blanca de la paz viene siendo enarbolada desde hace veinte siglos por los que creemos en la Buena Noticia del “Amaos los unos a los otros”. La iniciativa de celebrar en la escuela un día que lo recuerde (DENYP) no deja de tener su gracia porque llega con cierto retraso.
Como decía el Papa Juan XXIII “en el mundo no habrá paz mientas Dios siga quedando fuera de los planes de los hombres”; quizás por eso se dice en el manifiesto -preparado por una comisión de 2BAC y leído por ETORFER- que los discursos de hermosas palabras tienen poco valor si no van acompañados de acciones concretas que permitan resolver los conflictos en un clima de concordia y diálogo; empezando por el entorno más inmediato, la familia, los amigos, la calle, la escuela. Resulta poco ético criticar el belicismo entre las naciones si luego somos incapaces de responder pacíficamente en nuestra propia vida, o de emprender acciones que eviten los enfrentamientos.
En cualquier caso, para el acto del lunes 30 de enero la aportación de 2BAC fue el escrito que reproducimos a continuación y el revestimiento blanco que presentaron seis jóvenes voluntarios, EGOMALB, MROMQUE, JFARROJ, MDELVDE, LGARVEL y AFERVAL, para portar la artística urna con los deseos de paz de todos.
"Anoche soñé que vivía en un mundo donde reinaba la Paz, donde las fronteras entre los países no eran más que líneas trazadas en un mapa, y todos sentíamos que ese mundo era nuestra patria.
Soñé con programas informativos en los que solo se daban buenas noticias, porque era imposible dar alguna mala.
Anoche soñé que no existía un primer y tercer mundo, sino tan solo uno en el que todos nacíamos con las mismas oportunidades, no había opresores, ni esclavos, fuertes o débiles.
Soñé que se habían superado las diferencias de raza, cultura y religión, porque ante todo, éramos personas con los mimos derechos y libertades.
Soñé con un colegio en el que no existían amonestaciones, porque no eran necesarias. No había agresividad, solo respeto y compañerismo.
Soñé con un hogar en el que reinaba la tranquilidad, no había discusiones, malos tratos, ni lamentos… en el que la familia vivía unida y se respetaba mutuamente.
Cuando me desperté, me di cuenta que no podía solo soñar, sino trabajar por lograr un mundo así.
Pero si nuestras intenciones no van acompañadas por acciones concretas de nada sirven los discursos.
Para construir la paz hacen falta corazones que consuelen al que sufre, que visiten al enfermo, que den de beber al que tiene sed.
No hay discurso más pacifista que el de Jesús en las bienaventuranzas, ni lenguaje más auténtico que el amor para edificar una paz verdadera."